Neptuno

Regente Cosmológico de Capricornio

Pese a que Capricornio tiene la mitad del cuerpo en el agua, a punto de hundirse en el olvido que todos seremos algún dia, o en su caos emocional, se mantiene fuerte, la otra parte de su cuerpo sobresale y asciende la montaña.

Neptuno es el último planeta que se mantiene en el plano de la eclíptica, “andando sobre el suelo firme” del sistema solar, más allá de él hay un precipicio.

La Cabra escala hacia arriba, y cuando estas a gran altura, no hay asideros posibles. Cuanto más te alejas del suelo firme, en realidad más vacio te rodea, más muerte... Más experto debes ser en las reglas físicas, cualquier error te hace caer. La montaña es el medio asociado a la Cabra, y en realidad no es un lugar estable, los peligros abundan, hay caídas por todas partes. La parte acuosa de Capri representa cada posible caída en el abismo, que sin embargo supera.

Lo mismo ocurre cuando nos alejamos en un navio, sobre el mar, nuestra destreza y nuestro barco es la única esperanza de firmeza. Y a pesar de las dificultades, la Cabra llega a la cima y el marinero a buen puerto. El logro Capricorniano. Por lo tanto Neptuno, como arquetipo de los marineros y del andar sobre el agua, no se deja llevar hasta el fondo del abismo marítimo, no es víctima de las olas, no se abandona, o fluye, como Piscis, si no que se impone a ellas, las supera, o las gestiona buscando un principio que le eleve. Neptuno era un dios del control de los mares.

Y el que controla el caos transpersonal es el signo de Tierra transpersonal, Capricornio. Eugenio Carutti opina que Neptuno genera una polaridad en nuestras cartas, en la que oscilamos de un polo caótico, frágil e hipersensible, a un polo que se acoraza y busca una seguridad en lo material, en una rígidez que le salve de convertirse en víctima de sus propias emociones.

Él interpreta este vaivén como una reacción inversa a la naturaleza de Neptuno, una forma en que la mente dual del ser humano se protege de las emociones colectivas incomprensibles, que no sabe controlar.

Pero, ¿y si Neptuno fuese de Capricornio y sus dos polos fuesen sus dos pies, uno en el abismo de la muerte, y la depresión y el otro en su tenacidad para superarla? ¿Y si esa rígidez del polo inverso viniese de la conciencia de Capricornio de que la vida es incertidumbre y de su empeño por sobrellevarlo?

Su polo directo, más endeble tiene que ver con cuando sucumbe a la fatalidad, a la decepción, a la emocionalidad que a veces exageradamente quiere superar. Es el árbol de navidad muerto y tirado después de las fiestas, las botellas de champán hechas añicos en la calle después de nochevieja, la bajada después de llegar (o haber fracasado en alcanzar) a la cima del año, un aspecto olvidado de Capricornio.

Ese polo sensible y compasivo de Capricornio también tiene que ver con las dotes de padre-tutor-maestro del signo, y el hecho que todo padre sano vive en el perdón magnánimo a sus hijos, y en la búsqueda de redención de sus errores en el amor de sus hijos.

Ser el sostén de la Tierra tiene más sentido aun cuando pensamos en el continente sobre el que gobernaba Poseidón según Platón, nada menos que la Atlántida.

Este país-continente se considera, según las informaciones que se tienen, el más adelantado tecnológica y culturalmente, algo asi como "la cima" (Capri) de la civilización de todos los tiempos. En su nombre comparte raíz con Atlas, término que significa "sostener" y nombre del titán sobre cuyas espaldas recaía el peso del universo, una clara imagen del pilar de responsabilidad que es Capricornio. El primer rey Atlante se llamaba también "casualmente" Atlas, y muchos de sus sucesores comparten variaciones de este nombre. Aunque el continente se hundiese en un cataclismo mortal (parte Agua y transpersonal de Capri) se mantiene a flote en nuestra memoria (legado de Capri, parte Tierra) como un referente al que encaminarse.

Anterior
Anterior

9. Urano

Siguiente
Siguiente

11. Plutón y Kuiper