El Sol

Regente Cosmológico de Aries

Los descubrimientos más recientes no solo confirman el papel privilegiado del Sol, ya conocido y adorado en la mayoría de culturas de la Antigüedad como el principal dios/fuerza de cualquier cosmología, si no también su papel como iniciador y precursor en la cosmogonía.

La cosmogonía es el proceso de formación del cosmos. Ahora comprendemos que el cosmos no existió tal y como lo conocemos desde siempre, y que también se transformará en el futuro, y conocemos mejor la historia que lo llevó a conformarse. Resulta especialmente revelador el papel del Sol como la fuerza de vida cuya llegada lo cambió todo. Su mismo nacimiento, fruto de la compresión de una gigantesca nebulosa de materia que le llevó a estallar, lo inició todo en nuestro “vecindario cósmico”. El Sol es el primero de todos, impulsor con ese acto explosivo de la Vida misma. 

El Sol es la mecha que al encenderse prendió de vida todo lo demás. Aunque ha pasado mucho tiempo desde ese principio, la cosmología se encarga de trazar las huellas de lo que pasó en esos primeros miles de años de vida del Sol, ya que vivimos aún en la consecuencia directa de ese primer empuje: las reglas de atracción entre los planetas derivan de ese primer estallido,  Estudiar este proceso de formación no viene, para mi, de una voluntad de “análisis por análisis” cientificista, si no que me parece profundamente espiritual. En esos primeros años, se generó el cosmos que conocemos, y las bases de la Vida misma, hay entonces una magia oculta en esos eventos que conviene descifrar, y que de hecho muchas culturas Antiguas ya intuyeron. 

Creo que la formación del sistema solar, como un evento de materialización de realidad sin parangón conocido por los humanos, es el relato símbólico por antonomasia, similar a la teogonía (nacimiento de dioses) para las mitologías. Trás nacer el Sol, empezaron a nacer los otros “dioses”, los planetas, formados como consecuencia del movimiento del Sol sobre la materia. Por ello, las etapas de esa cosmogonía representan mejor que ninguna otra cosa, la creación de todo lo que existe. Y como el recorrido energético del zodíaco, es una representación de todo despliegue de Vida, desde Aries (el nacimiento) a Piscis (la disolución final), y vuelta a empezar en Aries, en mi opinión, debe ser paralela a la cosmogonía, Por lo que si Aries, el carnero, es el iniciador en el Zodíaco, la primera etapa, de la cuál surgen los demás signos, entre los astros, es el Sol el iniciador y fuerza de mayor vitalidad de la que emergen las demás.

Por lo tanto, consideramos al Sol como la fuerza de vida paralela Aries, o dicho de otra manera, regente cosmológico de Aries.

Antes del Sol no había nada, salvo una nube de materia, que tenía los elementos para la vida, pero mezclados entre si, sin definir . Una nebulosa de potencial pero sin vida, sin acción. Salir de la indefinición y caos lleno de posibilidades de Piscis, para marcar una dirección con vitalidad y hacia la definición (de identidad propia y choque con lo ajeno) es algo que corresponde a Aries.

En comparación, Leo, signo habitualmente asociado al Sol, no surge de una indefinición, de un todo caótico, si no más bien de la zona de confort y pertenencia bien definida y concreta de Cáncer.

Es en ese sentido el Sol de Aries, corresponde a una cosmología actualizada donde la vida es transformación, y el Sol de Leo pertenece a una cosmovisión que tiende a lo estático. Leo es signo de Fuego Fijo, mientras que Aries es signo Fuego Cardinal, lo cual se suele traducir como líder, activo y lanzado en una dirección.

Sin embargo esta imagen de “punto de apoyo estático” no se sostiene si tenemos en cuenta, primero, el movimiento de estallido del Sol como precursor de la formación del sistema solar, segundo como cada instante la actividad del Sol es equivalente a 7 bombas atómicas, y tercer que, el Sol, se mueve en su propio viaje alrededor del centro de la galaxia, y con él arrastra al resto de planetas (como en la imagen). El Sol resulta ser, en este nuevo paradigma, más parecido a un bólido o cometa ultra potente, que una hoguera de quietud.

¿Pero Cardinal, significa también “fundamental” y etimológicamente viene de “cardonis” un “gozne sobre el que gira todo el resto”. La imagen de una bisagra fundacional sobre la que pivota todo lo demás, encaja con el Sol alrededor del cuál orbitan los planetas, sin embargo, resulta curioso que ese mismo argumento se usa para apoyar que se trata de Leo, por ser Fijo, el que se encuentra en el centro, supuestamente quieto, como punto de apoyo del resto.

TU MARCA

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Desde el punto de vista más humano, el Sol tampoco es estático, por eso para los Griegos iba en un carro que recorría el cielo, y para los Egipcios, en una barca. El Sol se mueve, bajo cualquier perspectiva, pero además su movimiento marca el tiempo, y especialmente los inicios: del día, y del año astrológico, cuando entra en Aries, en el equinoccio de primavera, este inicio tampoco es puramente una cuestión organizativa. Si iniciamos cuando el Sol aparece es porque su energía entra en nuestras carnes, y anima a todos los seres vivos, les impulsa a actuar. Como principal planeta cardinal, su nacimiento diario es la fuente de los puntos cardinales, en base a su ascenso o descenso, el amanecer y el atardecer, marcamos el Este y el Oeste, y en perpendicular, Norte y Sur.

El Sol entró en combustión y proyectó su fuerza y luz hacia afuera, desplegando la vibración o frecuencia que da forma a todo lo demás. Un acto propio de un Fuego Cardinal, energía que inicia.

El número Uno corresponde al Sol y a Aries, detrás de los números hay mucho más que cantidades, o un simple orden en una cadena de eventos, el Uno significa que todo el potencial está contenido en él, aunque no se haya materializado completamente, el Uno significa también no-dualidad, identificarse con el Todo.

El Sol representa el Ser, pura energía sin límites físicos, un fuego siempre activo e imparable que no se encarna

Resulta que el Sol no tiene límites claros, no tiene un cuerpo sólido en realidad, ya que es una explosión más que un cuerpo, y el viento solar, es el plasma o energía que se extiende hasta más allá de Plutón, a veces se llama a esa energía “falda de bailarina” por la espiral que genera (imagen). A nivel energético, el Sol no acaba en lo que llamamos Sol, si no que se extiende mucho más allá, incluso se podría decir que el Sol es todo el Sistema Solar. La llamada heliosfera, es una burbuja de energía que representa la frontera más externa del alcance del viento solar, y esta se encuentra en las antípodas del sistema solar, mucho más allá de Plutón o Eris, El Sol nos atraviesa, podríamos decir que vivimos sumergidos en el Sol. O dicho de otra manera, el Sol no es sencillamente lo que más destaca, en cierta manera, es lo Único que hay.

Esto da un sentido al comportamiento a menudo criticado a Aries, por el que no percibe al Otro, resulta comprensible, porque desde esta perspectiva el Otro forma parte de él, o no existe.

Tómate un minuto para escribir una introducción corta, agradable y directa.

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